martes, 28 de enero de 2014



—— Bonito —— El viendo cortó su voz, haciendo a la muchacha sonreír, se le hacía divertido sentir que él le estaba llamando; a lo lejos, mostraba su camino con el volar de las hojas. Él quería que ella fuese, pero el momento no era apropiado.

—— Lady, su madre le busca —— llamó la sirvienta, inclinándose ante su dama. Extraña mujer; de cabellera blanca como la nieve, ojos duros y firmes pero de actitud dulce, alguien que no concordaba con su aspecto. Muchas habían sido las veces en las que se preguntaba el porque era de esa forma; deseaba saber la razón por la cual ella no mostraba su verdadero ser. Eres alguien amable

Su lady sonrió, siguiendo los pasos de la peliblanca. 

Allí, sentada en una silla perfectamente ubicada en el centro de la sala, estaba su madre, su mirada era tan severa como siempre, acompañando a las muecas de descontento que poco a poco se manifestaban en sus labios. —— Bienvenida —— Dijo, señalando con delicadeza una silla a su lado. La muchacha sonrió, asintiendo, dando unos cuantos pasos para acomodarse en su sitio. 

—— Toma, es tu té favorito —— La joven tomó la taza entre sus manos, elevándola lentamente hasta llegar a su boca, sin beber. —— ¿por qué no bebes? —— preguntó su madre —— está caliente —— respondió ella. Una mueca de descontento en los labios de su progenitora bastaron para que la joven se levantase. 

—— me iré, si me disculpa —— susurró, llendo a la puerta. Sin ser detenida, sin oír su nombre siquiera una vez, la muchacha aumentaba la velocidad de sus pasos, como si se le estuviese haciendo tarde para una cita, una reunión, un amigo. -Te extraño- Un murmullo, una simple voz, y su lady corría hacia la ventana. —— ¿dónde estás? —— pregunto, al aire, sin recibir respuesta alguna. 

Una lágrima.

Una a una, una tras de otra, daban paso por las lineas de su rostro, desde sus ojos a sus mejillas, acariciando su piel. —— no quiero llorar —— secaba desesperada los restos de su debilidad, evitando que la vista se le comenzase a nublar. A él no le gustaba verle llorar, no quería que su niña se mostrase insignificante y sumisa, deseaba a alguien fuerte, y así no habría necesidad de cambiarle por alguien más. 

-estoy aquí- elevó el rostro, intentando encontrarle con la mirada.

-ven, estoy solo- lady sonrió, apoyando ambas manos en la ventana. Por fin, por fin después de tanto tiempo podría volver a su lado. Por fin podré verle.

Colocó los brazos delante del primer broche de su vestido, tocando su pecho, pretendiendo disimular el latir acelerado. Comenzó a caminar hacia la salida: la puerta, el jardín, el portón, el bosque, el lago.

Se agachó, inclinando su cabeza para poder vislumbrar su reflejo, su sonrisa. Bajó una mano y tocó el agua, tan fría, tan clara como siempre. Le agradaba eso, le agradaba estar con él.

—— Estoy aquí —— Dijo.

-estoy feliz- respondió, él, haciendo que varias gotas salpicarán el rostro de la muchacha.

—— También estoy feliz de verte —— Ella río, y el lago reflejo su sonrisa.

-te he extrañado mucho- 

—— mi madre no me permite verte ——

-lo sé-

Él estaba triste, y eso lo entendía muy bien; quería animarle, tenía deseos de hacerle sentir mejor, le gustaba verle sonreír, solo deseaba verle feliz. Metió ambas manos al agua, simulando un abraso, esperando que le hiciese sentir mejor.

—— Te quiero —— Dijo ella -te necesito- Respondió él.

-te quiero conmigo, por siempre- El golpear en su pecho aumentó, provocando dolor. Siempre, por siempre siempre; eso era lo que en verdad añoraba, permanecer el resto de su vida a su lado, sin intervención, sin necesidad de escuchar a su madre, sin que nadie le dijese -él no existe- 

—— ¡Yo quiero! —— Gritó, hundiendo sus labios en el agua —— Quiero ir contigo —— A tu lado, por siempre.

En medio de bosque, los trabajadores dicen haber visto una casa; hermosa, de gran tamaño, afirman que la decoración no es poca, así como tampoco lo son los detalles. Esculturas por todos lados, tallados en piedra y mármol. Nunca le han visto abrir sus puertas, incluso, han llegado a dudar que alguien viva en ella; no hay ruido, no se escucha nada, pero si se ve a alguien rondar su alrededor. Una mujer de cabello blanco, con una fuerte mirada, suele recorrer el jardín, hasta llegar a una pequeño lago. Muchas han sido las veces que le han preguntado que tiene de especial, pero nunca ha respondido. Después de todo, no es asunto de extranjeros. 

—— ¿Habéis oído? —— Preguntaba una mujer —— ¿qué cosa? —— decía otra. 
—— La leyenda, la casa del bosque —— 

—— El suicidio de una señorita rica, si, lo sé ——

—— Parece ser que ella estaba loca, se tiró al lago una tarde, mientras gritaba -te amo- -te amo- como una desquiciada ——

—— Dicen que ella se sumergió en el agua, hasta estar completamente cubierta, sin salir —— 

—— Si, burbujas salieron flotando a la superficie, pero ella no ——

—— ¡Que horrible! —— 

—— Pero es solo una leyenda —— 

—— nada de eso puede ser real ——

—— Si ——

—— Dama del lago, que tontería ——

viernes, 10 de enero de 2014


-Parte en casa- [Edith]

Después de sentir los varios golpes por parte de la joven, el albino tomó sus manos y comenzó a tirarle hacia la cocina, esperando a que nadie le escuchase. —— ¿te asustaste mucho? —— susurró, sonriendo dulcemente, acercando el cuerpo de la pelirroja desde el extremo de la cintura.
—— no —— respondió la joven

—— ¿de verdad? —— preguntó, nuevamente, tocando con las puntas de los dedos el labio inferior de la dulce muchacha, haciendo que está quisiese alejarse de su lado.

—— ¿no dijiste ni una vez mi nombre mientras estabas asustada? ——
le dijo, quitando el poco espacio que ambos cuerpos sostenían entre si. —— ¿ni una? —— repitió, riendo como idiota, extorsionando a la niña para que dijese la verdad.

—— bien, si no me dices —— le sonrió, rozando sus labios con los de ella, dulces, leves, sin imponer presión en la pelirroja. Al poco tiempo sintió como la joven quería apartarse de él; aferró sus brazos y le atrajo más, aumentando la intensidad del toque de labios. —— respira —— comunicó, sintiendo como la muchacha aspiraba una buena bocanada de aire; dándole a entender que el beso no se detendría. Pegó sus labios a ella nuevamente, duplicando la velocidad, sonriendo cada vez que le era posible, sujetando su cuerpo fijo contra el de él; acariciando su boca con la lengua, mostrando todo el deseo que tenía dentro de él. —— ¿aun ahora no me dirás la verdad? ——



-Parte en casa- [Jodie]

—— ¡Vamos! no fue tan grave —— Imploraba el joven, siguiendo cual perro a la morocha enfurecida; terminando a pocos metros del jardín principal. —— nadie murió —— continuo; caminando paso a paso detrás de la muchacha. Ella parecía realmente molesta, corriendo sin dirección como si su vida dependiera de ello, sin responder a ninguno de los llamados del pelinegro

—— Perdóname ya —— Tocó su mano levemente, para tirar de ella al mismo tiempo, atrayendo el cuerpo de la muchacha a donde él se encontraba, le miró, sonriendo dulcemente, mientras presionaba su cuerpo al propio. —— ya perdóname —— imploró, poniendo ojos de cachorro arrepentido. Jodie no respondió.

—— por favor~ —— agregó, con tono aniñado. Acercó a la joven un poco más, notando el rojo que sobresalía en su rostro. —— ¡Ah, estás sonrojada! —— grito emocionado —— ¿por qué? —— la muchacha comenzaba a molestarse, por lo que, elevó su mano, golpeando fuerte la mejilla de quien le sujetaba —— ¡Ah! ¿y ahora que hice? —— Preguntó, viendo a la joven aun más roja, con la mano muy alta.

—— ¿puede ser que fue por qué dije que te sonrojaste? —— dijo —— no lo hice —— susurró ella —— si lo hiciste —— confirmo él —— que no —— negó ella.

—— ¿a si? —— le tomó por lo hombros, acercando su rostro peligrosamente, siendo tarde cuando la morocha pudo percatarse del beso que le había sido robado —— ¿y ahora? —— río


-Parte en casa- [Zaira]

La joven se daba a la fuga, saliendo de la habitación para terminar de pie en la sala principal, tiró su cuerpo en uno de los sillones, intentando recuperar el aire que hacia falta en su pecho. —— Me siento mejor ahora —— toco su frente con una mano, ahogando todo pensamiento en respiros largos y nerviosos. Todo estaba en silencio, nadie a su alrededor.

—— ¿sigues molesta por la broma, acaso? —— La muchacha se sobresalto al escuchar una voz detrás de ella, girando al encuentro de Dimitri; quien, parecía haberle observaba desde hace un rato. —— yo también estoy un poco decepcionado —— sonrió —— no creí que fueran tan idiotas —— río. Ella no dijo nada, simplemente quedó en silencio.

—— Disculpa la curioso, pero ¿estás bien? —— preguntó, preocupado por el rostro que la muchacha mostraba ante él.

—— Puedes decirme —— continuó —— déjame en paz —— el muchacho miró a la chica con tristeza, cruzando una mano por encima de su brazo,  llegando el camino hasta su mano, la tomó con delicadeza, acariciando tiernamente su piel. —— no me iré —— pronunció por lo bajo. —— ¡Déjame en paz, aléjate! —— Grito enfurecido, saltando del asiento con rapidez e ira.

—— ¡Espera! —— llamó el joven

—— Déjame sola ¿por qué no te vas? ——

—— no quiero que nada malo te pase —— murmuró, arrastrando hasta él el cuerpo de la muchacha, haciendo que su cabeza quedará apoyada sobre su hombro; abrasando fuerte.

—— suéltame —— pidió, mientras sus manos se movían delicadamente, rodeando la espalda del joven. 




















































lunes, 6 de enero de 2014


 -Parte sin censura-

-¡Ayuda!- no hubo respuesta -¡Mami!¡Papi!- no hubo respuesta, sabía que detrás de mi habían más personas, sabía que más de la mitad me observaba con diversión, mientras que la otra intentaba retener las ansias por dejarme ir. -¡¡Mami!!- Suplicó, cubierta en lágrimas.

-¡Cierra la boca!- Escuché -¡¡AH!!- respondí. Sentí como algo impactaba contra mi, mi espalda ardía y gritaba por su cuenta, curvándose delicadamente ante el dolor. Algo parecía bajar por mi piel, estaba caliente, se movía con fluidez. sangre. -¡Agua, por favor! Duele- pedí, pero nadie me dijo nada. El cuerpo me estrujaba y no me dejaba pensar.

-Maldita niña, deja de gritar- después de oír eso, supliqué y supliqué, pero lo único que hacía era aumentar el mal rato que estaba pasando. Por cada grito, por cada queja que tuviera, había un golpe. -Una dama no grita- me decían -una dama no se queja- agregaban. Me lastimaron varias veces, me hacían doler sin sentir la menor de las piedades por mi. Las marcas del látigo, las manchas de mi sangre, el murmurar de mis pedidos. mami, papi.

sábado, 4 de enero de 2014


El pequeño pelirrojo parecía haber tranquilizado su tierno corazón, él -a diferencia de mi- sentía la muerte de alguien que conocía; aunque quizá sus razones fuesen más allá de todo eso, quien dice que no. Pero, en este mismo instante, nada en mis pensamientos podría enfocarse en otro ser que no fuese la dulce criatura entre sus brazos. ¿por qué me tranquilizas tanto? solo tenerte junto a mi. Respiré profundo, sintiendo el dulce aroma que de él provenía; estaba hipnotizado, completa y totalmente loco ante alguien como él.

De repente, se apartó de mi lado, fijando sus hermosos y tiernos ojos en los míos, se junto de nuevo a mi lado, mostrando su voz en mis oídos. -Lo siento por no haberme dado cuenta antes- Le miré, confundido, sin poder entender lo que salía de sus labios. El motivo de la disculpa me era extraño, después de todo, no es que fuese realmente grave; es entendible que un corazón sensible muestre dolor con tanta facilidad. Pegó -sorpresivamente- sus labios en mi; la dulce sensación de su cuerpo cerca de mi. ah demonios. Intenté decirle algo, pero antes de que pudiese darme cuenta él se estaba alejando de mi. -será que siempre terminó en estás condiciones- tu te vas, y yo me quedo.

Habían pasado dos años, Hana había tenido dos hijos, muy hermosos y dulces, al igual que ella. Yo en cambio, no podría resumir mis avances o mis contrarios, después de todo las cosas que me rodeaban no habían cambiado demasiado; solo el pequeño dulce me era importante, y no venía a verme con frecuencia; además, el ser maestro de escuela no ayuda mucho para los encuentros; el trabajo es mucho y el tiempo poco. ahora que recuerdo, hoy es su cumpleaños ¿verdad?.

Intenté ahogar mis penas con el poco aire que me rodeaba; cuando -en medio de mi tranquilidad- el sonido de mi celular se hacía bastante estruendoso. La voz que sonó detrás del aparato, no me dejo pensar en las acciones. Fui donde él se encontraba; tierno como siempre, se acercó a mi con timidez. Se lanzó a mis brazos en cuanto tuvo la oportunidad, correspondí a aquellos brazos, ansioso, feliz. Te extrañaba junto a mi. Le oí llamarme, seguido del tan acostumbrado rojo en sus lindas mejillas; quise reír, pero logro acallarlo por un segundo. -T-Te...q-quie...ro...De verdad,ya lo he entendido.¡L-Lo siento por ser un niño tonto! Al final,sí que lo soy...¿T-tú también...? Es decir,¿t-te gsutó? ¡Lo siento! S-Soy...muy..- no, no podía ser que estuviese alucinando a estas horas de la tarde. Le miré, sin decirle nada, no pude asimilar aquellas palabras que tan desesperadamente quería oír. Intenté abrir mi boca, pero me fue completamente imposible. Unos pasos inexpertos hacia mi fueron suficientes para hacerme perder la poca compostura que aun me quedaba. Tanto así... Me acerqué a su lado, lenta, pausadamente. Posé una mano sobre su hombro, acercando mi rostro al suyo, le miré por un leve segundo, pegándome a él al siguiente instante. Apoyé mis labios sobre los de él, ansiosas, desesperados por sentir la hermosa calidez que habría perdido, lo único que me volvía completa y totalmente loco. Está vez, a diferencia de los simples roces que siempre le habría mostrado, deje de contener todo el deseo que recorría mi cuerpo, jugué con sus labios, con su boca, con su lengua; seguramente le sería difícil seguir el ritmo que había adquirido, pero eso no pasaba por mi mente. No le dejaba respirar, le aferraba a mi, con cariño. -no sabes cuanto he esperado oír esas dulces palabras- susurré, apartándome de él, tomando entre mis manos su cintura. -te quiero- tomé su linda carita entre mis dedos y regrese a sus labios con velocidad. Ya no podría detenerme.

Tomé su mano y le subí a mi auto, comencé a conducir, sin escuchar sus tiernas preguntas. Llegamos a mi casa, le miré sonriendo, aferrando su cuerpo a mi. -he aguantado demasiado tiempo- susurré, besando sus oídos. Bajamos de auto, él continuaba mostrando esos hermosos ojos de confusión. Tomé su muñeca y le tiré dentro, abrasando su cuerpo con demasiada fuerza. -dime que pare si no quieres- Besé, delicadamente, sus labios, dándole la oportunidad de detenerme en cualquier segundo, no me permitiría hacerle daño, ni siquiera de la manera más pequeño. He esperado dos años para tenerle junto a mi, desde ahora tengo mucho más tiempo. Besé su cuello, escuchando la hermosa y agitaba voz del pelirrojo -Mark- llame, esperando su respuesta.